Control yourself before it controls you. Mamá se va. El abuelo se muere. Terminé el trabajo práctico de Proyectual, pero aún no estudié para Antropología. Lucas me está pasando el sahumerio por la cara intentando hacer formas sin sentido en el aire. En eso se parece a mí. Siempre haciendo cosas sin sentido. Algún día él será quien esté sentado retratando la vida y diciéndole a alguien más chico que no juegue con fuego, que se puede quemar. Es tarde, no tanto. Quiero besar tu mirada, antes de que cierres los ojos, quiero besarte dormida, y despertarme en tu boca. Quiero despertarme temprano, preparar el almuerzo e irme. Como siempre. Quisiera que me llames y decirme que vamos a ir a pasear, a caminar, a tomar un helado o a comer a la luz de las velas. Quiero vos. Mi gata me amasa la espalda mientras me duele por la incómoda posición en la que me siento, en la que me siento de sentarme y en la que me siento de sentirme. Julián escuchó mi relato, necesitaba hablar con alguien que conociera a casi todos los personajes de esta historia. Por suerte, en eso él es un poco como yo, conocemos a los personajes desde afuera, pero no jugamos con ellos. Pero cuando jugamos con ellos es cuando nos involucramos más y allí es cuando perdemos, por lo menos yo, salgo perdiendo. Besar tus pies, en el sillón.
La ciudad está llena de gente estos días (no tiene mucho de raro eso). Pero carecen de maletines llenos de problemas, sino que llevan con ellos otras personas que rondan los diez años de edad, también llenos de problemas. "Vamos a fumar un porro, es feriado, distendernos, pasear a Argos, es feriado" me decía Lilén entre la multitud que circulaba Bmé.Mitre y Suipacha. Yo miraba a San Miguel Arcángel sin brazos, allí, tan alto, en la Iglesia. Allí donde dije que me esperaras y nunca lo hiciste. "¿Qué habrá llevado en sus manos?" me preguntó Lilén. "Una espada, y un escudo... Creo". San Miguel Arcángel llevaba una espada, para pelear. Pero parece que no se defendía con un escudo, pues no lo llevaba. Se defendía con una balanza, pero no por el equilibrio. Es la balanza del temible juicio final. Uno de sus platillos se inclina hacia la gloria del Cielo. Allí llegaremos. Donde Cecilia dice que el abuelo no va a llegar nunca. Vaya uno a saber por qué...
Chau. Feliz Bicentenario para todos los que no me ven, no me escuchan, no me leen.
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