Wednesday, October 8, 2008

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"Cómo lo suponía salió todo. Forzé el rollo y se rompió. Las fotos que saqué en mi mente no podrán ser reveladas. Esas fotos con sonidos, las de una sonrisa, las de una mirada. Comienzo a pensar que ya no hay oportunidades. Comienzo a pensar que no se puede empezar de nuevo. Comienzo a pensar que no debería siquiera intentarlo. Que ni siquiera debí intentarlo.
Hablar de hacer las cosas en vano es lo primero que se me ocurre. De que no tiene sentido, no tiene razón de ser, el volver a darme oportunidad. Pensé que me había salvado. Que había encontrado lo que necesitaba para dejar el círculo vicioso de la frustración.

Hoy me levanté temprano a pesar de que anoche me había acostado tarde. Me había acostado tarde porque me había quedado hablando con él. Él, el que me había dicho que tenía muchísimas ganas de abrazarme, de besarme, de tenerme a su lado esa noche. Él, el que me decía, sonreía del otro lado de un monitor debido a que se sentía acompañado aún solo. Él, el que me citó porque antes de viajar necesitaba verme. Él, el que me esperó en la esquina de Coronel Díaz y Soler para tomar un café (aún cuando no le gusta, dice que le da taticardias, sin saber que se dice taquicardias). Él, el que conocí una semana atrás, por mi amiga que me lo lanzó diciendo "¡Bailá con él!" y yo casi asustado intenté torpemente seguirle el ritmo a la música y a las palabras que me decía al oído y luego de una serie de preguntas terminó chocando su cara contra la mía, sin saber cuantos resultados tendría su acercamiento.
Aún creo que no debería haber salido aquel jueves. Que no debo salir para evitar toda esta serie de sentimientos entrecruzados que más que fantasmas son monstruos en mi cabeza. Más que monstruos los considero demonios, demonios que me hacen caer en la maldita tentación del ¿Cariño? ¿Amor? No sé qué es. Pero es lo suficientemente fuerte como para dejarme mal, e incluso darme alguna que otra efímera gana de llorar.
Recordaba su voz como ninguna otra, su tonada cotidiana solamente gracias a mi trabajo. Sus palabras me quedaban retenidas, mi cabeza como una grabadora descompuesta, no hizo más que guardarlas en un cassette que se encontraba sin uso hace mucho tiempo.
Desearía que no haya pedido vernos. Desearía no haberlo llamado ayer como me recomendó Lilén. Desearía no haber forzado el rollo. Desearía que esto no haya quedado así.

Como decía, me levanté temprano. Anoche hablamos por msn mucho. Lo suficiente como para que me dijera frases como: "quiero besarlo, y que no se nos choquen la nariz" o "no, no me gusta eso del rompecabezas, ni lo de la computadora fría, que si me gustaría tenerte al lado y besarte, si, pero ese discurso de los nuevos medios ya se me agoto, total, por lo menos puedo hablar con alguien, con vos". Lo que más me sorprendió fue su llamado. Justo después de que hayamos planeado vernos hoy, me fui a acostar (con una sonrisa) y noté que alguien estaba llamándome al móvil. Era él y con la simple idea de desearme Buenas Noches. Para mi no era una idea simple. Para mí era mucho más que eso. Para mí ese llamado que no habrá durado más de dos minutos encerraba muchísimas sensaciones las cuales no sentía hace muchísimo tiempo. La ansiedad me habitó desde ese momento y solo quería que sean las cuatro de la tarde para encontrarlo en aquella esquina prometida. Dormí. Dormí.

Insisto, me levanté temprano. Todo para contarle a la mujer de mi papá por lo que estaba pasando. La acompañé hasta su trabajo. Me deseó suerte. Veía mi cara llena de ilusiones, veía tantas expectativas en mí, veía algo distinto. Yo veía las cosas diferentes hoy cuando me levanté.
Ya cuando estaba por salir hacia el encuentro veo que había recibido un mensaje suyo: "Lindo 4 y 30 mejor! Nos vemos!". No importaba. Yo estaría allí. Antes de llegar decidí comprarle algo. Pequeño, pero como para que me recuerde por lo menos.
Llegué a aquella esquina y no lo encontré. Lo llamé. Estaba adentro del Café. Me miró y yo automaticamente por el vidrio de ese ventanal que nos separaba encontré su fresca sonrisa. Intercambiamos vivencias, opiniones, palabras, miradas, intercambiamos sonrisas, puntos de vista, pero yo no podía sacar mis ojos de su rostro, de sus ojos, de sus facciones. No podía dejar de escucharlo. No quería perderme detalles de sus movimientos, de sus particulares razonamientos sobre los cumpleaños. Su alegría me avasayaba. Sentí tantas ganas de vivir en su ser, que en un momento las sentí contagiosas. Volviendo a sus razonamientos sobre los cumpleaños, no voy a decir lo que me dijo sobre esa fecha porque sonaría ridículo, pero hablaba con color en sus palabras. Sentía que podía ver lo que estaba diciendo e incluso hubiese intentado tocar sus palabras, pero muchos factores inhibían mis movimientos. Luego de tomar algo, él quería fumar, así que salimos del Café y nos sentamos en la vereda. Pidió una "Lágrima" porque es uno de los pocos cafés que puede tomar sin que le haga mal. Seguimos hablando. En algunos momentos, mi mente vacilaba con otras ideas mientras el hablaba, pero ninguna de ellas influían mucho en lo que estaba pasando.
Decidimos dejar el lugar, fuimos a caminar. Salimos por Coronel Díaz para el lado de Santa Fe y llegamos a Parque Las Heras. Nos sentamos en un banco de ese gran parque que alguna vez hubiera sido una cárcel. Hablamos. Quería sentarme más cerca de él. Pero no podía. No me dejaba. Yo no me dejaba. Comencé a hablar de cosas de las que hablo cuando me pongo nervioso. Habían silencios, y definitivamente los silencios no me son agradables nunca. Él me dijo que los silencios no le molestaban. No concordé. Nos levantamos del lugar. Se le estaba haciendo tarde. Debía ir a ayudar a un amigo que estaba rodando un cortometraje.

"¿Cómo la pasaste?"- me preguntó.
"Bien" -respondí. Mordí mis labios, pero no pude retener unas palabras- "Pero podría haber sido mejor."
"¿A qué te referís?"
"No voy a decirlo. No debí haberlo dicho."
"¿Te referís a un beso o algo así?"

Luego una mezcla de palabras, frases, cosas, letras, me mareé con su voz en mis oídos diciéndome que no.

"Tengo muchas cosas en mi cabeza. No te puedo dar un beso por vos y por mí. Me gustas mucho, pero no no NO. No puedo. No puedo. No puedo. No puedo."

Algo sentí en ese momento. Una sensación horrible me invadió. Tenía tantas ganas de correr como de llorar. Me sentí estúpido. Muy. Y no lo culpo a él. Yo soy demasiado ingenuo aún como para creer en una persona que conocí en una noche casi por casualidad. Demasiado ingenuo como para creerme capaz de poder hacerle bien a alguien y que sea correspondido. Demasiado ingenuo como para intentar una vez más poner en primer lugar en mi vida a alguien, sin quitarme a mí.

"¿Estás bien? ¿Soy una nueva frustración?" -me preguntó.

"Como si te importara" -dije con orgullo, el cual pierdo cada vez que caigo, como hoy.

3 comments:

s o f í a said...

wow.
sinceramente nosé si "me llegó" son las palabras indicadas para describir lo que sentí cuando leí el texo,pero era como si poco a poco em metia en tu piel e iba viviendo cada momento,es feisimo que te rechazen,algo que no le deseo a alguien(aunque más de una vez rechazé y me sentí recahzada)son cosas que pasan.
a veces,no hay que agrandar a la gente en nuestra cabeza,proque cuanto más grande los hacemos en nosotros,peor es cuando nos decepcionan y la caída es estrepitosa(palabras sacadas de mi profesor de catequesis).
un beso y sé felíz.

Anonymous said...

wooow!
en verdad eres de las personas mas hermosas con las que me eh topado,amo el internet, y el flicker, encontrar a personas como tu, hace diferentes las cosas!
(:, aún sin conocerte, ya siento cariño por ti!
lo que escribiste fue de lo mas hermoso, no se creo que el amor, simplemente no se entiende hay tantas cosas en el :l, siempre estate orgulloso de ti :)
besitos!
Betzy
:)

josé sin tierra. said...

=(
Cosiiiiiiiita.