Friday, April 15, 2011

El sentido de las cosas no está en las cosas mismas.

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Buscando el sacapuntas encontré el anillo que se le había roto a Nekro en un recital y logré agarrar. Metido en uno de esos sobrecitos que envuelven los saquitos de té parecía esconderse de mí hasta esta ocasión. Justo hoy me preguntaba cuántas y cuáles son las posibilidades de tener algo de tu "artista" favorito o de alguien que apreciás mucho. Un recuerdo, como una púa, un dibujo, unas palabras, una mirada. Me respondí solo esa pregunta y dije: "Ninguna. Hay que tener demasiada suerte. Estar en el momento justo y preciso. Es como que está destinado a suceder."

A mi me pasó, y me había olvidado de esa alguna vez. Como quien se olvida de que las cosas buenas, de vez en cuando suceden. Cosas buenas, o mejor dicho, cosas diferentes. Como ir al cine con buena compañía. Como encontrar un libro viejo viejo que no sabías que existía pero de forma amable intenta hablar de un sentido (de entre los tantos que le podemos dar) de la vida, como Nina que se duerme en mi regazo y me mira pícaramente, como el collar que me regaló mi hermana antes de irse una vez más.

Antes de ayer caminaba por Ciudad Universitaria, apurado, como de costumbre. Me adelantaba a otra persona, cuando de repente, pareció asustarse. Había una mariposa y le parecía raro. Me asustó que se asustara, en cierta forma. Me asombré, y pensé sobre como las cosas cambian. Me pregunté por los picaflores, que ya no vemos. Me pregunté también por qué no pasaba lo mismo con los mosquitos. Me pareció injusto. Ayer compré una planta de Menta. Me hace acordar a cuando era chico, el aroma a Menta me remonta a mi infancia. Quizás viva aferrado al pasado, pero me gusta viajar por momentos hacia atrás. Pero también tengo un cactus, antes los cactus me daban miedo. Tenía miedo de que me pinchara, y que esos pinches se me metieran adentro del cuerpo hasta llegar al corazón. Y morir. Y morir. Y morir.

Apagué mi sensor, no juzgo mi escritura por esta noche. Nina sigue en mi regazo. El sacapuntas no apareció. El lápiz gris necesita punta. El despertador sonará a las ocho. A las nueve empiezan a taladrar la calle los de Edenor, o alguna empresa similar. A las nueve y dos minutos me calzo los auriculares. A la una de la tarde voy a desear que estés almorzando conmigo. A las tres me voy a dar cuenta de que no llegaste. A las cinco voy a replantearme seguir con la facultad y preguntarme: ¿Por qué no hice nada para la presentación? A las cinco y media diré: Se hace tarde. A las seis de la tarde: Hasta Scalabrini por favor. Quizás a las ocho de la noche estaré pensando que no llego con la entrega del 26 de Abril. Más tarde, a las diez y media, me preguntaré si Fede ya dejó de cursar para que viajemos juntos en el 37 y me hable de cine. A las 12 de la noche voy a sentir que en mi cama sobra lugar. Entonces, va a venir Nina, ronroneando. Quizás te piense, y te lo haga saber. Miro el anillo de Nekro. Es un anillo algo feo, pero raro. Con forma de león, y diamantes fantasía incrustados. El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas. Como Nekro, el principito, y Saint Exupery en perfecta armonía.

2 comments:

Recóndita manera de vivir said...

A las 12 de la noche voy a sentir que en mi cama sobra lugar.

que lindo :)
y ponete las pilas con la facu! tu puedes!
un dia tomemos un cafe n__n

un beso !

Santiago Stream said...

El sentido de las cosas se revela cuando dejan de cumplir lo que son. Un lapiz sin punta nos deja saber que ya no es lapiz, que a la cama de dos plazas le falta un cuerpo para que sea de dos porque hasta entonces es de una pero muy ancha. El sentido de las cosas se dan al hombre, como el río se da al mar.