Friday, February 25, 2011

Íbamos ir al Museo. Llegué temprano. En el camino me cruzé a Melina, que me veía como caminaba cantando solo por la calle. Te mandé un mensaje. Casi Obelisco. Llegaste. Tomamos el subte. Juntos. Íbamos a ir al Museo. Fuimos. Estaba cerrado, se había cortado la luz. Caminamos. Vimos cosas viejas, y cosas no tan viejas. Te gustó una taza de té con dibujos de una granja, y a mi me gustó un anotador con bicicletas verdes. Te compré la taza. Me compraste el anotador. Le compré una azucarera a la abuela. Me escribiste en el anotador algo lindo. Quería tomar un café. Tomamos jugo de zanahoria y mandarina. Comimos un sandwich. Vos el del pan delgado y largo, yo el del pan corto y ancho. Cruzamos las calles. Pisamos los adoquines. No nos besamos. No pensaba besarte. Vos pensabas besarme ¿Vos pensabas besarme? Te fuiste a cocinar para tu amiga, yo me fuí al cumpleaños de la abuela. No nos besamos.
Callao y Santa Fe. No quería llegar tarde. Tomo un taxi. Me siento bien. Llego a tiempo. Te llamo: Cerrito y Santa Fe. Te busco. Me buscaste. Me agarraste. Me besaste. No pensaba besarte. Vos pensabas besarme ¿Vos pensabas besarme? Caminamos. Hablamos. Nos reímos. Te besé. Te besé. No sabíamos hacia donde íbamos. Tomamos vino blanco y te hablé de mis pasiones. De lo que quiero y de lo que no quiero. Te pregunté que sabías de mí y lo que no sabías, te desafié a que lo averiguaras. Me hablaste de tus sueños. Prendí un cigarrillo. Caminamos. No me quería ir. Nos sentamos en una plaza, una gran plaza. Me pediste que me acueste y mirara las estrellas. Yo las miré. Te creí. Miré las estrellas. Me besaste. Comparamos el brillo de cada una y armamos una escala que empezaba con la que más brillaba. Y vos estabas ahí, en el principio de esa escala. Nos despedimos. Tomé el taxi. Te avisé que había llegado a casa.
Casi 5º Avenida. Pasé a buscarte, no sabíamos donde iríamos, sólo que queríamos vernos. Caminamos. Fuimos a otro Museo. Te escondías entre los árboles, para luego aparecer e intentar asustarme. Con un beso. Y yo no me asustaba. Tomamos un café. Mentira, tomamos un jugo en la cafetería. Te tomaste el mio, y yo el tuyo. Quisiste pagar de nuevo, y no te dejé. Te saqué una foto. Mentira, te saqué dos. Te soltaste el pelo y me dijiste: Esto soy yo. Y me gustaste más. Me tenía que ir. Te tenías que ir. Me tenía que ir a la facultad y vos por una amiga. Plaza San Martín. Te besé. Pensaba besarte. Me pediste un abrazo. Te abrazé.Y no pensaba soltarte. Nos fuimos. Te fuiste. Te fuiste.
Te invité a salir. No podías. Te incité a vernos nuevamente. No podías una vez más. Una vez menos.
La última vez que hablamos estabas cocinando para tu amiga, y parecías no tener tiempo para que volviéramos a hablar.

Desaprobé Matemática. No volvimos a hablar. Desapareciste,desaparecí. Voy a desaparecer un poco más. Una vez alguien desapareció... El Pela. Y me sentí mal. Todos tenemos problemas, yo quería ayudarlo. No me gusta que alguien se vaya, pero sé lo que se siente. Es como cuando se te mete el agua salada por la nariz, antes de que te puedas llegar a ahogar. O cuando probás la sopa y está muy caliente, pero la probaste con muchas ganas. O simplemente, el sabor de cosas que nunca pasaron y quedaron por pasar. A veces, es mejor.

2 comments:

Flor said...

A veces, es bueno desaparecer.

Lápiz Azul said...

Es muy bueno y al final triste. Tanto que, lo vuelvo a leer y lo dejo en la mitad.