Que las malas experiencias no te cieguen.

Cada vez que camino por la calle, prefiero mirar hacia arriba. La gente pocas veces mira hacia arriba y se pierde de muchas cosas. A veces la gorra no me deja mirar bien, pero me esfuerzo un poco y todo es diferente. Al mirar hacia arriba las cosas se ven diferente. Diría casi que se pueden encontrar las cosas más bellas mirando hacia arriba. A veces me olvido de hacerlo y sigo mi marcha sin darme cuenta. Derecho, y empujo. Y me llevo las cosas por delante. Y me equivoco. Me equivoco. Lo bueno es poder darme cuenta cuando estoy yendo demasiado derecho y sin detenerme. Lo malo es que generalmente me doy cuenta tarde. Pero repito, lo bueno es darnos cuenta. Nunca es demasiado tarde cuando todavía queda vivir y tantas cosas por hacer. Y oportunidades. Nuevas oportunidades hay siempre. Acaso ¿Qué puede suceder? Esta no es la última vez que escribiré. Y si lo fuera, aún tengo cuadernos con hojas que no usé. Y si todos ellos se acabarán, en mi mente todavía hay lugares donde puedo construir. Nunca es demasiado tarde y siempre se puede ir por más, o por lo mismo. O por mejor. Y aunque me gustaba tu sonrisa, simplemente me equivoqué una vez más. No tengo miedo de ir allá nuevamente, quizás pueda llegar más lejos la próxima vez. Y aunque me gustaban tus palabras, estoy seguro de que no serán las últimas, y de que pueden haber mejores. No será la última vez que vaya a una plaza. No será mi último beso. Y aunque quería otro beso, prefiero quedarme con las ganas. Prefiero quedarme con las ganas de preguntarte que haríamos el Domingo, adónde iríamos. En donde desayunaríamos. Cuál es tu estación favorita o por qué te gusta la lluvia. Pero bueno, todos nos equivocamos. Una. Dos. Tres ¿Y qué tiene de malo? Mientras se sepa disfrutar de cada una de esas caídas. Mientras se pueda sacar lo bueno. Y lo malo. Lo malo sobre todo. Para aprender un poquito poquito poquito más. Errar nos hace humanos. Tener esperanzas también. Y no me voy a dejar guiar por mis malas experiencias. No voy a dejar de soñar por mis malas experiencias. No me voy a dejar cegar por mis malas experiencias. Ellas me abren los ojos a la realidad. Yo quiero ver cada día un poco más.