Friday, October 15, 2010

Great expectations.

We are who we are, people don't change. La tarde pasó rápida en mi cuarto. Mi cuerpo tomando como propio el dolor que habitaba en mi mente. Las horas pasaban entre canciones que ya había escuchado mucho tiempo atrás. Y me preguntaba cómo estaba. Mal, me dijo. Entre tantas cosas en mi cabeza, ella estaba ahí. La tarde se tiñó de gris. Y particularmente, los días grises mucho no me gustan, aún menos cuando estoy solo en casa. Las paredes empiezan a hablar conmigo y no me cuentan cosas buenas. El techo se acerca un poco más al piso, y me falta un poco el aire.
Olvidé llamar a mamá. Te mandé dos mensajes. Quisiera que ella me llame, quisiera que vos me escribas. Quisiera que esto empiece o termine de una vez por todas. Ella estaba llorando cuando me vió. Yo desprendí una sonrisa nerviosa y decidí abrazarla. Eran las diez y media, ya no llovía pero las calles estaban mojadas. Yo aún esperaba una señal tuya. Esperando. Ella espera un poco más de él. Y las cosas no están bien. Tenía lágrimas en su rostro, lágrimas impulsadas por un dolor que no había visto antes. Es que siempre reímos cuando estamos juntos. Las cosas malas no suceden cuando estamos juntos. Vivimos en una tierra de esperanzas. Vivimos esperando cosas que a veces llegan, pero así como llegan, se van. Muchas veces tampoco llegan. Pero seguimos esperando. Depositamos nuestros sueños, nuestras esperanzas en cosas, personas, lugares. Despositamos parte nuestra y muchas veces perdemos ¿Esperamos más de lo que deberíamos esperar? ¿Es mucho solamente un "no" o un "si"? Pienso.
Cuando tenía doce años dormíamos con la radio prendida también. Ella me contó un día que cuando tenía esa edad también lo hacía. Y cuando pasaban su canción preferida se despertaba para grabarla en un cassette. Cuando tenía doce años, sólo pensaba que quería ser grande, más grande. Quizás algún día ella reciba la lata que le gustaría recibir, que le gustaría que le regale. Quizás ella deje de esperar cosas de él. Quizás, yo me canse de esperar cosas también ¿Seremos solamente seres que transfieren sus sueños y ambiciones a las manos de otras personas? Nos enojamos. Sufrimos. Lloramos. Con nosotros mismos. Las otras personas no cumplen con nuestras NUESTRAS expectativas. Expectativas que nosotros estamos planteando. Metas que nosotros les ponemos, pero ellos no saben que existen (¿O si?). Saco el paréntesis: ¿O si? Somos como somos, las personas no cambian. Y quizás, esto solo se trate de cumplir una meta, y ganará quien haya quemado más corazones. Mientras tanto, las expectativas que tenemos las guardamos en una caja de zapatos de gamuza marrón. Esos que nunca vamos a usar. Esa caja que nunca abriremos.

1 comment:

Anonymous said...

cuando te vas a dar cuenta que las cosas que tanto esperas estan mas cerca de lo que imaginas?